Con el lema “María, el corazón de nuestra Institución”, el sábado 31 de mayo la familia teresiana se unió a la invitación que hizo San pedro Poveda en 1934 de peregrinar a los pies de la Virgen de Covadonga “para que nunca olvide la Institución su origen mariano; para que siempre reconozca la Institución la obligación de rendir cuenta a nuestra Madre y Señora; para quedar obligados a buscar luces y auxilios en el lugar mismo en que tuvo su origen la Institución, y para encontrar consuelo y defensa en todo momento”.
Acudió a este encuentro toda la Institución Teresiana de Chile representado por
sus comunidades educativas venidas de diferentes lugares, como el Colegio Teresa Brown de Ariztía de La Calera, Colegio Alberto Pérez de Maipú, Colegio Institución Teresiana de Las Condes, amigos y amigas de Rancagua, de San Vicente, Peumo, exalumnos y exalumnas, integrantes de la Institución Teresiana en Chile, amigos y familiares, para vivenciar juntos este gesto de fidelidad, agradecer y reconocer nuestro origen mariano y pedir sus luces y protección.
Con mucha alegría se cantó el Magnificat para sintonizar nuestro espíritu al corazón de María en el día que la Iglesia celebra la Visitación de María, experiencia de encuentro fecundo que renovó la fe y la esperanza, que animó al servicio, la acogida, la salida presurosa y devolvió la paz de una profunda amistad con Dios.
Nos sentimos invitados a aprender de María e Isabel el arte del encuentro, la comunicación y la sorpresa de hacer sentir nuestra cercanía a quiénes nos necesiten. Todos fuimos visitados por María y todos la saludamos diciendo ¡Feliz tú porque has creído!
San Pedro Poveda nos regaló su presencia en esta peregrinación con un pensamiento escrito en 1925 que recoge su sueño y su mandato diciendo: ”Que la Santísima Virgen sea siempre nuestro consuelo, nuestra esperanza y nuestra Madre, que seamos su familia predilecta, que nadie en el mundo nos supere en amarla, obsequiarla y propagar su devoción”.
Ese motivo nos reunió esa mañana y nos permitió pedirle a Nuestra Señora que en este caminar se acercara a cada uno y cada una, que visitara nuestro corazón y nuestras familias, que recorriera nuestras comunidades educativas, proyectos y actividades llenando de alegría y fraternidad las relaciones humanas y el trabajo, la solidaridad y el cuidado mutuo. Se nos invitó a dejarnos visitar por María en lo más profundo de cada uno diciendo desde lo hondo, ¡Gracias María, corazón de nuestra Obra,” latido incesante en cada etapa vital de la Institución Teresiana, siendo gestora y caminante en la historia de esta porción de tus hijos e hijas.
Oramos juntos diciendo, ¡gracias María!, porque desde Covadonga has sido cuna y origen de la familia teresiana, Madre y compañera de tantas culturas, te llamamos Santina con cariño y nos acercamos a ti como buscadores de esperanza y de sentido. Gracias refugio y faro de los navegantes, de aquellas que arriesgaron su travesía afirmadas en tu protección, así se sintieron las primeras teresianas al cruzar el océano para llegar a América, ¡gracias Madre de Chile! Por recibirlas en esta tierra nuestra, fértil terreno para tu siembra, surco mullido para el arraigo de esta Idea Buena. ¡Gracias María, rostro materno de Dios por visitarnos en aquella mañana!
Después de ese momento de bienvenida se realizó la procesión en tres estaciones, cada una invitó a celebrar la presencia de María, su visita y amor cercano y cada colegio animó ese momento de reflexión y oración con un gesto peculiar; Colegio Institución Teresiana invitó a la oración repartiendo pañuelos blancos que se alzaron para la oración del momento, Colegio Alberto Pérez ofreció un pie de cueca, baile nacional a los pies de la virgen del Carmen y Colegio Teresa Brown de Ariztía ofreció a la Virgen de Covadonga la música de los gaiteros, sonido evocador de la cuna teresiana, abriendo camino hacia el gimnasio donde se vivió la eucaristía.