El 11 de enero de 1924, el Papa Pío XI firmó el Breve con el que la Institución Teresiana era reconocida universalmente y aprobada a perpetuidad. Aprobación Pontificia que fue el reconocimiento de un modo singular y novedoso de vivir la llamada de la fe de todo bautizado en el mundo, al estilo de los primeros cristianos, hito que permitió la expansión de la Obra, siendo Chile el primer país al que llegó después de España. Privilegio y alegría que siempre nos ha acompañado y que nos anima a celebrar este Centenario como hijas e hijos primogénitos de la Obra de Poveda.
El 11 de enero de 1924, el Papa Pío XI firmó el Breve con el que la Institución Teresiana era reconocida universalmente y aprobada a perpetuidad. Aprobación Pontificia que fue el reconocimiento de un modo singular y novedoso de vivir la llamada de la fe de todo bautizado en el mundo, al estilo de los primeros cristianos, hito que permitió la expansión de la Obra, siendo Chile el primer país al que llegó después de España. Privilegio y alegría que siempre nos ha acompañado y que nos anima a celebrar este Centenario como hijas e hijos primogénitos de la Obra de Poveda.
Con el título “Enraizados en el don recibido, nuevo comienzo, nuevas llamadas”, la directora de la Institución Teresiana, Gregoria Ruiz, dirige sus letras a todos los miembros, colaboradores, amistades y personas que comparten el carisma de San Pedro Poveda.