¿Quienes Somos?
Miembros de la Institución
Acit
Las Asociaciones Cooperadoras de la Institución están constituidas por Hombres y mujeres que se comprometen con la Institución a realizar la misión de la Obra, desde su diversidad y especifidad, según las exigencias y características propias a su Asociación reciben la denominación común de ACIT (Asociaciones Cooperadoras de la Institución Teresiana) y sus asociados miembros ACIT.
Asociación Primaria
Los miembros que integran las Asociación Primaria son mujeres que se comprometen con la Institución a dedicarse con plena disponibilidad al cumplimiento de la misión y la realización de la Obra. La Asociación Primaria es de carácter universal y constituye el núcleo que de modo especial impulsa la misión y unidad, reconociendo a Jesucristo como centro de su vida y único cimiento de la Obra, encontrando en Cristo Crucificado, la fuerza y el modelo para la transformación del mundo.
San Pedro Poveda
La Institución Teresiana fue fundada el año 1911 por el pedagogo, humanista y sacerdote español, Pedro Poveda Castroverde, quien fue nombrado Santo por el Papa Juan Pablo II el 4 de mayo del 2003. Sus primeros trabajos como educador tuvieron lugar en Guadix y posteriormente abrió en 1911 las primeras Academias y Centros Pedagógicos, iniciando un movimiento de renovación educativa que se extendió por toda España siendo el inicio de la Institución Teresiana. El primer país al que llega la Institución Teresiana es Chile en 1928.
Todo empieza un 3 de diciembre de 1874 en Linares, un pueblo Andaluz donde nace Pedro Poveda. Cuando sus ojos vieron la luz, sería el inicio de su apertura al mundo y al espacio geográfico por donde transcurriría su vida: Linares (Jaén), Guadix (Granada), Covadonga (Asturias), Jaén y Madrid.
Vive sus primeros años en Linares, ciudad donde crece en el seno de una familia cristiana. Terminados sus primeros estudios en 1889 ingresa al seminario de Jaén, lo que marcaría su historia personal y sus opciones de futuro. Un 17 de abril de 1897 es ordenado sacerdote con solo 22 años. Su primera misa es celebrada el 21 de abril, un día que Pedro Poveda, no podrá olvidar y será la eucaristía el centro de su vida.
En Guadix, la realidad próspera del lugar, no le impide mirar el horizonte y descubrir la marginalidad socioeducativa de los habitantes de los cerros en las cuevas de Guadix donde descubre a la persona en su totalidad, su humanismo, fruto de su experiencia con Jesús. Crea en 1902 las Escuelas del Sagrado Corazón, donde además de enseñar se preocupa de dar de comer y vestir.
En 1906 llega a Covadonga, consciente de la realidad nacional, la ora, reflexiona, estudia y vislumbra una respuesta desde la construcción de un pensamiento personal fruto de la síntesis de los encuentros y tertulias de círculos cercanos y en diálogo con expertos sobre la cuestión educativa y convencido de que fe y ciencia pueden dialogar, se compromete con publicaciones y propuestas educativas para dar respuestas a los tiempos presentes.
Su originalidad la plasma en la apertura de las Academias, concebidas como centros de formación del profesorado entre los años 1911 y 1914, una propuesta que promueve un clima alegre, sencillo con un estilo familiar, de relaciones cercanas y con un compromiso serio con el estudio, entre otras características.
El 11 de enero de 1924, la Institución Teresiana recibe la aprobación Pontificia de manos del papa Pío XI, una Obra de laicos dentro de la Iglesia y posteriormente Pedro Poveda diría “La Institución Teresiana, esta que yo fundé, siendo instrumento y nada más que instrumento de la Providencia, ha llegado a ser en el orden canónico lo que tenía que ser…si alguna vez deja de ser lo que es ahora, no será la Obra de ahora, ni la que yo fundé, sino otra Obra, seguramente mejor, pero distinta”
Josefa Segovia Morón
Así escribía Pedro Poveda de quien sería la primera Directora General de la Institución Teresiana, en 1919.
Josefa Segovia nació en Jaén el 10 de octubre de 1891, estudiando Magisterio en Granada y luego en la Escuela superior de Madrid, graduándose en 1913 con mucho éxito.
En Jaén conoce a Pedro Poveda quien le pide coordinar un Internado – Academia. Desde los primeros momentos ella fue fiel colaboradora ocupándose de la formación de las personas que se asociaban a la Institución Teresiana.
Ella por encargo de Pedro Poveda viaja a Roma en octubre de 1923 para presentar la Institución a la Iglesia, cuya aprobación pontificia se lleva a efecto el día 11 de enero de 1924 por el papa Pío XI. Esta obra de fe y cultura, ya era de la Iglesia, en el marco de los primeros cristianos.
Durante la Guerra Civil Española, le corresponderá seguir impulsando la Obra Teresiana, en el contexto propio de la guerra, más aún, al saber de la muerte de Pedro Poveda, lo que implicaría la total dedicación. En palabras de ella escribiría más tarde; “Tengo una gran fe en que con la gracia del Señor continuaremos esta Obra tan suya”. Obra de carácter universal presente hoy en una veintena de países.
Fallece en 1957 en Madrid, declarada por la iglesia “sierva de Dios” en el año 2005 por sus virtudes cristianas.
Santa Teresa de Ávila
Santa Teresa de Ávila, es para San Pedro Poveda una mujer que lo inspira para su Obra nombrándola titular de ésta desde 1911, por su fuerza y autenticidad de una vida “plenamente humana y toda de Dios”.
En Santa Teresa, Poveda encuentra algunos rasgos del talante del espíritu teresiano como la naturalidad, simpatía, amabilidad, humildad y un camino de oración que conduce a amar siendo “amigos fuertes de Dios”, en medio de los desafíos de la vida cotidiana.
Para los miembros de la Institución Teresiana, Santa Teresa sigue siendo una mística para nuestro tiempo, una mujer inquieta que muestra caminos para la vivencia espiritual, creativa, abierta siempre a nuevas búsquedas, una mujer que inspira por su audacia y por buscar en la experiencia humana el rostro de Dios.